martes, 2 de octubre de 2012

Pasado sin costuras, futuro.

1 de octubre del 2012
 
 
Your eyes they tie me down so hard
I'll never learn to put up a guard
So keep, my love, my candle bright
Learn me hard, learn me right
 
 
 
 
Retén, aferra con garra, expira liberando tan solo aire, no alma. Persiste y abrasa tus manos al asir la cuerda que lucha por escurrirse entre tus dedos. Siente las fibras entrelazadas y deja que articulen tus huesos. No vuelvas la cabeza y posa tu mirada en aquello que ansía huir. No se lo permitas, no desistas.
Recuerdo el momento en que comenzaste a tensarla, cuando ya apenas contemplabas la opción de asirte a nada más. Recreo tu rostro vacío, un semblante apagado como un cielo de otoño, cuando las hojas aún no se han tostado por completo. Robado había sido el candor de la luz que te impulsaba y así lo reflejabas.
No te resignaste a perder. Regresaste antes de haber partido para siempre, retando al destino, apropiándote del calor de otra vela desgastada de llorar cera. Robaste su último hálito de vida para reforzarte y avivarla al mismo tiempo, para recuperar así la vida de una habitación abandonada.
Dicen que el corazón aprende a latir, lentamente. También que su palpitar cambia de compás, que para y se reinicia cada vez que las lágrimas se mezclan con la sangre, cada vez que el dolor se apodera del cuerpo. La melodía del hombre nunca es la misma, desconoce las aliteraciones y reivindica un sentir original, nunca imitaciones.
 
Existen momentos puntuales que voltean toda una trayectoria, confieren una nueva visión y encarrilan las ideas sin necesidad de retomar las riendas del pasado. Él ya está adherido a nuestra piel, sin costuras, sin remates. Las nuevas ilusiones no se presentan como parches ni vendajes, tampoco mudaremos de piel para desprendernos de las heridas. Ellas recomponen una felicidad creída olvidada. Nos graban en la memoria que nunca se pierde, tan solo se despista y, de vez en cuando, se vuelve a encontrar.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Will

26 de agosto de 2012
 
I found love when there was pain
I felt the sun in pouring rain
I wish all my wrongs I could do right
I wish that you were here tonight



 
Las cometas pelean, revolotean, van enmarañando la cuerda que no les permite atravesar las nubes. Al mismo tiempo, dos personas pasean descalzas por la orilla de la playa, dejando que las olas bañen sus pies, que sus piernas se fortalezcan. Observan el espectáculo aéreo, divertidos por el ímpetu del niño, la concentración que muestra al querer anclar dos cometas al mismo tiempo, mantenerlas en tierra firme. Sus dedos parecían ser demasiado finos y resbaladizos para tal tarea, pero maniobraban ágilmente, trasteaban con los hilos. Consiguieron su objetivo mientras el pelo del niño, revuelto por el viento y la sal, camuflaba su risa.
Las cometas nunca alcanzaron el sol.
Quizá los elementos reclamen lo que es suyo: el fuego, el calor; el agua, la humedad; la tierra, la gravedad; el aire, los sueños. No por ello verán satisfechos sus deseos ni les serán devueltas sus posesiones.  Sus peticiones no siempre serán atendidas. El alma interfiere, la voluntad lucha y la mente, impulsada por las entrañas, se encarga de reunir llamas, granos de arena, lágrimas y deseos.
Así, alma, voluntad y mente adhieren al débil cuerpo de unos seres finitos sensaciones que apenas pueden abarcar en su limitación. Ahí se encuentra el poder de las personas. Esa es la fuerza que impulsa tantas acciones y vence a titanes.
El niño gana. El mundo continúa girando. Los espíritus y su fuerza superan, siempre, su velocidad.
La voluntad todo lo puede.

martes, 26 de junio de 2012

Captura de un instante

22 de junio de 2012

You can start again
If you'd only hold on


Y entonces, te asomas desde el faro, sin importar el vértigo. Solo hay oscuridad sosteniendo tu alma y son las estrellas las que iluminan el acantilado, ni siquiera las hogueras reclaman tu mirada. El romper del mar gime, melancólico. Se le da bien secuestrar la memoria de todos aquellos que acuden a olvidar a su orilla. La única diferencia en este punto de la historia es que no todos se acercan al océano para ello.

Él. Quería comenzar a fabricar recuerdos en lugar de verse movido por los sueños que las olas se empeñan en mantener a flote. Admiré su valor. Inhalé la sal del ambiente. Percibí la humedad, que hacía tiempo había dejado de calar en mis huesos. El fuego moría en la arena, pero sus cenizas se elevaban, desafiaban a su destino, consumirse no entraba en sus planes. Tampoco en el suyo. Tampoco en el mío.

La humareda se elevó hacia la atmósfera, danzando con los astros, formando claros y sombras. Continué mirando desde lo alto de aquel faro. Deseé. Esperé que el horizonte que desde allí atisbaba fuera, de verdad, infinito.

martes, 5 de junio de 2012

Ciudad de humo

4 de junio de 2012 
 
Between the drinks and subtle things,
the holes in my apologies


El pasear atrapa, abrocha los cordones de una memoria cazadora que ansía congelar la vida.
Los adoquines resuenan, repiquetean, pretenden así responder a tus intenciones para que te adueñes del instante.

Las notas de un saxo tendieron un puente a una vieja librería. Las páginas que poblaban sus estanterías empolvaban las yemas de tus dedos, borrando cualquier huella que no fuera tinta. Buscaban tatuar las palabras que nunca pronunciarías, su hogar siempre serían tus entrañas.

La neblina del río apelmazaba tu pelo mientras vivificaba tus pulmones. No sería capaz de contar el oxígeno que llegaste a encarcelar en ellos, queriendo hacer tuyo un pedazo del barrio latino. “Nada como el aire para cortejar al alma”, decías.

Ya habías cerrado el libro y andado las dos orillas, al fin adaptaste tus labios para besar mejor las palabras. Lograste arrebatarle al agua su reflejo y así quedó grabado en tu recuerdo. Un mundo al revés, donde un cielo palpable puede ser pisado y la gravilla no es refugio para lo real.

Las nubes ahora observan con recelo, envidian a tu pensamiento. Él les ha arrebatado su puesto.

sábado, 28 de abril de 2012

Huella

8 de septiembre de 2011

In the middle there’s a rhythm picking, it's a freaking hard beat
At the bottom there’s a lot of water keeping your soul deep


Memoria. Recuerdo de lo por siempre inherente, de las horas que los lunares sintieron el sol. Recuerdo de un tercio de las lágrimas derramadas y el doble de las sonrisas, de los caminos andados y de las vallas que no llegaron a escalarse, de las rupturas de corazón y no tanto de las ilusiones.

La lista negra que la mente actualiza no es revisable, escapa de nuestro control. Arañamos los cristales del espejo que muestra un inacabado boceto de lo vivido, renegamos de almacenar tan pocos detalles de una existencia feliz. Aun más aborrecemos sentir todavía rozando nuestra piel y desafiando la entereza de nuestros lagrimales unas decepciones hace tiempo enterradas. O así lo creíamos.
Mamparas empañadas difuminan ahora sus antaño firmes convicciones. La inunda el exceso de calor. Demasiada agua. Asfixia. Sus párpados descienden, cubren el escenario de sus pupilas, sus pesadillas danzan sin descanso en ellas. Buscan refrescar su mente al aislarlas del espectáculo. Frunce el ceño en un intento por rescatar sus principios, su fortaleza, pero bien es sabido que el mundo no desaparece cuando cerramos los ojos.

Hacía tiempo ya desde que deshojó la margarita que él le regaló, la que dictaminó su destino, la que la condujo a precipicios sin puentes… Ya no es dueña de la llave que abre el baúl de sus recuerdos, llegan torrencialmente, sumergen su momento presente para encadenarlo al pasado.

sábado, 14 de abril de 2012

"Los perdones son dones que escasean"

14 de abril de 2012


We'll flee the memories like the dark, the in between I want everything



Derramó el vino sobre el mantel, se quemó al asir el frío cristal de su copa en mitad de un banquete en el que nada nutría el alma.

El granate no desentonaba en el ambiente pues reflejaba su sentir, toda ella era una perfecta fachada que renegaba de la realidad, de un amor decrépito, mártir del tiempo y el control, que antaño la elevaba a las nubes y, de pronto, la estrepitó contra el asfalto.

Sus manos se le antojaban agrietadas de unas caricias que desgastaron el querer. Él no alzó la voz, ni siquiera la vista, para reprocharle su error, ya nada le hacía despertar de su indiferente letargo, pensaba ella. Las cenizas de su odio eran imborrables, la luz del pasado resultaba cegadora. Quisiera avistar agua entre sus pestañas, un signo de debilidad y nostalgia que le trajera de regreso y le encadenara de nuevo a sus pupilas. No lo hizo.

Se irguió, arrastró sus pies por la alfombra hasta que se dio cuenta de que ni ese ruido despertaría ya en él movimiento alguno. Salió de la estancia, llovía, mas no sentía frío. Sus guantes la abandonaron sin que ella lo notara y la percusión del cielo la abrazó.

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Aquellos que se lanzaron a volar sin alas se dieron cuenta del tiempo, de cuánto apremia, de cuánto reclama. Recordaron la existencia de un contrato cerrado con sangre, de una promesa en el aire, de lazos invisibles y respiraciones descompasadas. La melodía no siempre requirió armonía, no en este mundo imperfecto, donde la piel impoluta no existe y la felicidad envejece y rejuvenece al mismo tiempo. Volvamos por eso al mañana, donde el pasado nos condujo y nos permitió olvidarle, regresemos donde la inconsciencia nos envuelva y la razón no sea un indispensable en el equipaje.

miércoles, 29 de febrero de 2012

La chica de la voz dulce

11 de octubre de 2010

It's time for hate and fire



Pobre vida atormentada, existencia repleta de vasos vacíos, espejos hechos añicos, costuras deshilvanadas, esperanzas fallidas y rostros descompuestos.
Desde el primer momento en el que percibió el mundo de su alrededor deseó no haber tenido nunca uso de razón, haber vivido en la inconsciencia, en la ignorancia de todo mal, de todo miedo.

No fue hasta aquel momento, al tropezar con sus propios pies, cuando se dio cuenta de la fragilidad de lo que ella creía firme, de que ni siquiera el suelo llano le salvaba de caer, de que ni siquiera su cuerpo, aún joven, le prometía seguridad.
Observó extrañada ante unos ojos que ya no se le antojaban propios cómo el siguiente paso a dar no estaba predestinado.
El miedo estaba escrito en su frente.
Mil y un sensaciones hasta ahora desconocidas para ella se presentaron de golpe, sin llamar.
Despertó de su letargo.
La sorpresa le devolvió a la vida.

Jinete del sol, fuente de luz, tomó las riendas y se perdió en el ocaso.


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Como habréis ido observando desde que el blog nació, no todas las entradas van en orden, no todos los textos corresponden al día de su publicación -tal y como muestran las fechas al principio de estos-. He ahí el significado del nombre "Cajón de sastre". No sé cuántos relatos conservaré en total, pero comencé a escribir bastante antes de publicarlos online y...creo que, aunque el estilo ha podido cambiar a lo largo del tiempo, merecen también ver la luz. Un recuerdo por aquí, un sentimiento olvidado por allá: son momentos en palabras, y todos tienen cabida en este blog. Aunque muchas veces parezcan carecer de sentido, es solo en apariencia; hay que detenerse, reflexionar...

Espero que os haya servido esta "explicación". Muchísimas gracias a los que pasáis por aquí y disfrutáis de los textos y a aquellos a los que no os gustan tanto, cualquier crítica será bien recibida.

viernes, 10 de febrero de 2012

Deshielo

19 de diciembre de 2011

Have I been good to you at all
Oh I'm so tired of playing these games
We'd just be running down
The same old lines, the same old stories of
Breathless trains and worn down glories



El insomnio llamó a la puerta del subconsciente para provocar su vigilia. No se adivinaban suspiros ni vaivén de pecho alguno en un ambiente de sopor, tan solo las pestañas agitadas de un rostro mudo de esfuerzo y ciego de sueño o, más bien, de no poder sucumbir a él.

Llamaban a su recuerdo el pasado no resuelto, la pesadumbre de la sospecha cierta, la decepción por un adiós temprano...todos ellos se hicieron con la llave para disturbar la calma de la noche y arrancarle suavemente, como un tic tac imperceptible de un reloj de cuco, cada vestigio del pasado. Capturaron la llama de la vela que daba luz a su razón y la mantuvieron cautiva para reducirle en un desconcierto apabullante dentro de su propia lógica; no era sino el castigo del que era merecedor, la respuesta a sus defectos no disculpados.

El mundo gira aunque el hombre parezca desear ralentizar su ritmo a base de equivocaciones y elecciones de atajos que alargan el camino por sierras impenetrables, conformada por esos temores que impiden avanzar. Volveremos a ver salir el sol por el mismo horizonte aunque volvamos el rostro, sus rayos traspasarán las cortinas de humo que incendiamos para ocultar lo impronunciable y reprochable de nuestros actos.

¿Sabes? No podemos huir eternamente de ese calor que pronto tornará lúcido nuestro pensamiento para hablar alto y claro, la edad de hielo nunca hizo propensa la existencia del ser humano, ni siquiera la nuestra. Esa superficie helada que cubre nuestro pretendido desconocimiento se resquebraja bajo las cuchillas de los patines sobre los que temiste deslizarte para no caer. Ese fue el error, buscar el equilibrio donde la gravedad vence, aun con las manos por delante y enguantadas para amortiguar el golpe. Pero te empeñaste, casi llegamos al deshielo, y entonces nos hundimos en un incipiente charco de preocupaciones.

Cuando me levanté, ya no estabas ahí, y llegó el verano, y esas cuchillas resultaron inservibles. Muchas veces la respuesta radica en escarbar en la arena con los pies tras el cambio de estación, en sentirnos vivos al variar la temperatura, del ambiente, de la superficie. Para qué obcecarnos en demostrar que poseemos unas raíces que nos atan al suelo cuando nuestro único agarre es la plataforma que tiende el cerebro al sueño que se apodera de él en la noche, fruto de un deseo real oculto en la niebla de la incapacidad.

jueves, 2 de febrero de 2012

And it's falling down

2 de febrero de 2012


Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué morder
como dientes de fiera no saciada.
Buscan, roen el hueso último devoran
este largo silencio de lo que quedó atrás.


Y todo quedó atrás, noche y aurora,
el día suspendido como un puente entre sombras,
las ciudades, los puertos del amor y el rencor,
como si al almacén la guerra hubiera entrado
llevándose una a una todas las mercancías
hasta que a los vacíos anaqueles
llegue el viento a través de las puertas deshechas
y haga bailar los ojos del olvido.


Por eso a fuego lento surge la luz del día,
el amor, el aroma de una niebla lejana
y calle a calle vuelve la ciudad sin banderas
a palpitar tal vez y a vivir en el humo.

Pablo Neruda



“La vida son dos días”, decías. Yo lo odiaba, lo sigo odiando. Con esa frase dejabas de lado las noches, la oscuridad que en ellas incitaba a la verdad, la transparencia con que todo se veía aunsin la presencia del fulgor lunar, el amor que parecía querer huir con el amanecer. Parece que el ser humano se mueve mejor a ciegas, en la negrura que transforma en planos los volúmenes y que anima a palpar lo que llega de frente sin importar el vacío al que pueda precipitarse irremediablemente.

No todos duermen cuando el sol se acuesta, y tampoco es esa la intención, ¿para qué existen las estrellas si no es para encandilarnos y llevarnos de la mano del insomnio? El hombre sueña despierto, ellas lo saben bien. Por eso velan por ti y por mí, crepúsculo tras crepúsculo, por las palabras que solo te atrevías a susurrar ante su presencia. Anhelan todavía arrancarte la dubitación que caracteriza tus pasos cuando los pájaros trinan por la llegada de un nuevo día, de uno de esos de los que tú crees que conforman la vida; ansían despojarte de tus temores y que, así, alces la voz cuando la noche ni siquiera haya llamado a la puerta; desean que las rechaces, que dejes de escapar con ellas cuando el manto estelar se descubra para dejar paso al azul, que tus manos permanezcan entrelazadas con las mías.
Y pensarás, qué contradicción, recriminar primero que aparte a un lado las noches y desear luego que las borre. Justo. En la contrariedad se encuentra la razón.
Quiero que el ocaso no marque las fronteras entre la cegadora realidad diurna y la clara y confusa noche, que no sea el insomnio el que nos lleve a unirnos ni la gradación a confesarnos, que el antifaz de las emociones no empañe tu mirada. Busco que ennochezcas, con todo, tu vida.

La noche no será más noche, el día no será más día.

martes, 24 de enero de 2012

El invierno perdura

24 de enero de 2012



You can get addicted to a certain kind of sadness

Like resignation to the end, always the end





El hielo se fundía un poco cada día con los rayos de la aurora, las cuchillas de sus patines fueron perdiendo destreza para deslizarse. Mientras, el agua las oxidaba, como reclamando la presencia del dueño de las piruetas en tierra firme.


La espiral que fue trazando sobre la pista durante el invierno le absorbía, su fuerza centrípeta se convertía en un imán, impedía el paso de las estaciones, congelaba su voluntad. Él se sentía en el estanque, admiraba su habilidad, y su conciencia parecía inmutable ante la llamada de la luz, luz de un alba que se iría adelantando con cautela, ansiosa por colorear el paisaje nevado y rescatar los sentimientos de su cautiverio.


Se detuvo en el centro de la pista. Siempre creyó que la vida estaba repleta de días, caídas, equilibrios, cortes y aire, de ese puro y helado, que dificulta la propia respiración. ¿Por qué no enfrentarse a ellos en un lugar conocido, adherido a su alma, perfectamente familiar? Su consuelo era prever el lugar exacto del que su estabilidad pendía, el instante preciso en que debía girar para no precipitarse. La vida no regalaba jamás tales ventajas, pensaba.


Los meses de invierno eran su tregua, su prólogo del dolor de una existencia vacua en la que las cuchillas sesgaban su corazón a falta de hielo. Después, su andar se volvería pesado, el gélido aire no frenaría el paso de las lágrimas, él nunca podría conocer la primavera por nublarse, con ellas, su vista.


Persistió en su arte, el último deje de pasión perceptible que cada 21 de diciembre llamaba a su puerta. No dejaría que se marchara, no le concedería la llave, no todavía.

domingo, 22 de enero de 2012

Agujas y fuego

21 de febrero de 2011


Ella cosía, se ocupaba de hacer encajar detalles y sueños de lo más dispares con el suave y fino tejer de sus agujas, hilvanaba vidas.




Tras treinta años entre retales de hilos y telas, le parecía imposible ya su existencia sin algo entre manos hasta que, un gélido día de invierno, al calor de su chimenea de piedra desgastada, se pinchó justo en el centro de la yema del dedo corazón: fue como si se abriera un surco en su alma, también compuesta por pedacitos de recuerdos e ideas pero sujetos inconscientemente con la fibra invisible más resistente que, aquel lejano día de su ya pasada juventud, encontró en el mercado.


Echó la vista atrás y rescató de los cajones empolvados de la biblioteca de su mente el momento que le llevó a tomar las agujas de coser para crear e inventar algo que nunca nadie pudiera resquebrajar, tal y como hicieron con su virgen corazón. Desde entonces, dedicó cada segundo de su tiempo a vivir del tacto y la vista y aparcó a un lado el olfato, el oído y el gusto: fueron quienes le tendieron la trampa mortal y le permitieron dejarse embaucar por la fragancia, el sabor y las promesas que emanaban de la boca de la ilusión por sentirse querida. El frío que aquella interrumpida esperanza le causó, intentó abrigarlo con cada prenda resultante de sus manos al amparo del fuego, pero nunca fue suficiente.


El color carmín de aquella fina gota de sangre nubló la estancia, pero le hizo despertar del sueño del que ella misma fue somnífero. El casi imperceptible pinchazo rasgó todo lo cosido para hacer brotar una nueva percepción del mundo mucho más completa: englobaba los cinco sentidos.
El metal de sus agujas se fundía en el fuego y en el salón ya no quedaban más que los ligeros copos de nieve que habían congelado sus emociones, la chica de la inocencia perdida había escapado por la puerta entreabierta en busca de sensaciones aún por conocer.

domingo, 8 de enero de 2012

Cenizas

7 de enero de 2012

'Cause even the stars they burn
Some even fall to the earth
We've got a lot to learn
God knows we're worth it



De cinco continentes, un suspiro. De dos labios, un solo beso. Un pedacito de un sueño conjunto para echar al fuego de una chimenea, combustido hace más de dos inviernos. El calor perduraba, como la cera de una vela se resiste a abandonar el candor de la llama que la vio nacer. Su pelo se enmarañaba al son del silencio perturbado por el sentir, no había lugar para el pensar en la órbita de la precipitación que ambos siempre planeaban.

Resultó que el sin querer no existía ya más que en el papel. La intención se coronó embajadora de toda acción, igual que el café y la pluma conquistaron las noches de la inspiración de tantos escritores. Anhelamos que la luna resurja y vele por un dejarse llevar extinguido. ¿La razón? Ese momento en el que la cordura se ausenta da licencias ilimitadas que libran de la explicación y aniquilan toda responsabilidad.

En la oscuridad, él decidió prometer. ¿En qué momento el viento cambia de sur a norte? ¿Quién taquigrafía un punto y final a una historia o se decanta por los puntos suspensivos? Faltaba el aire en mitad de un vendaval y las alas, momentos antes impulsadas, parecieron soportar demasiada carga para mantener el equilibrio.

No, no era momento de achacar la asfixia al oxígeno inexistente, no es el hombre en realidad quien busca desesperadamente el aire libre para existir. Nada oprime, salvo el propio miedo. Tendemos a culpar tanto de nuestro encadenamiento como de la dicha a un metal fundido que porta el título de precioso porque alguien así decidió llamarlo. Ni lo uno ni lo otro.

“Quien peca de cobarde no merece sino la condecoración de valentía por profesar su miedo”, recordó. Fue suficiente para arrojar a un lado las sábanas, aproximarse y mirar delante, donde él aguardaba. Supo que sí. Aquella candela continuó alumbrando, la luna regresó y el sentimiento permaneció vivo. Sin embargo, a aquella órbita se incorporó un nuevo satélite.