jueves, 2 de febrero de 2012

And it's falling down

2 de febrero de 2012


Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué morder
como dientes de fiera no saciada.
Buscan, roen el hueso último devoran
este largo silencio de lo que quedó atrás.


Y todo quedó atrás, noche y aurora,
el día suspendido como un puente entre sombras,
las ciudades, los puertos del amor y el rencor,
como si al almacén la guerra hubiera entrado
llevándose una a una todas las mercancías
hasta que a los vacíos anaqueles
llegue el viento a través de las puertas deshechas
y haga bailar los ojos del olvido.


Por eso a fuego lento surge la luz del día,
el amor, el aroma de una niebla lejana
y calle a calle vuelve la ciudad sin banderas
a palpitar tal vez y a vivir en el humo.

Pablo Neruda



“La vida son dos días”, decías. Yo lo odiaba, lo sigo odiando. Con esa frase dejabas de lado las noches, la oscuridad que en ellas incitaba a la verdad, la transparencia con que todo se veía aunsin la presencia del fulgor lunar, el amor que parecía querer huir con el amanecer. Parece que el ser humano se mueve mejor a ciegas, en la negrura que transforma en planos los volúmenes y que anima a palpar lo que llega de frente sin importar el vacío al que pueda precipitarse irremediablemente.

No todos duermen cuando el sol se acuesta, y tampoco es esa la intención, ¿para qué existen las estrellas si no es para encandilarnos y llevarnos de la mano del insomnio? El hombre sueña despierto, ellas lo saben bien. Por eso velan por ti y por mí, crepúsculo tras crepúsculo, por las palabras que solo te atrevías a susurrar ante su presencia. Anhelan todavía arrancarte la dubitación que caracteriza tus pasos cuando los pájaros trinan por la llegada de un nuevo día, de uno de esos de los que tú crees que conforman la vida; ansían despojarte de tus temores y que, así, alces la voz cuando la noche ni siquiera haya llamado a la puerta; desean que las rechaces, que dejes de escapar con ellas cuando el manto estelar se descubra para dejar paso al azul, que tus manos permanezcan entrelazadas con las mías.
Y pensarás, qué contradicción, recriminar primero que aparte a un lado las noches y desear luego que las borre. Justo. En la contrariedad se encuentra la razón.
Quiero que el ocaso no marque las fronteras entre la cegadora realidad diurna y la clara y confusa noche, que no sea el insomnio el que nos lleve a unirnos ni la gradación a confesarnos, que el antifaz de las emociones no empañe tu mirada. Busco que ennochezcas, con todo, tu vida.

La noche no será más noche, el día no será más día.

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