sábado, 31 de diciembre de 2011

Es momento

31 de diciembre de 2011


Tonight's the night the world begins again


Just a chance that maybe we'll find...better days






No llovía y el cielo helado no podía mostrarse de un modo más intenso...muy a su pesar. Creía que su estado de ánimo debía contagiarse a la atmósfera, y no al contrario. Desoídas sus convicciones una vez más, se apartó del alféizar. Hasta ese cielo la defraudaba.


Le resultaba entrañable la fragilidad de la que aparentaba ser dueña al recostarse contra el cristal, memorizando los movimientos de cuantos pasaban por allí para luego perderse en el tráfico, mientras la luz bañaba su rostro y la empalidecía. Sí, le gustaba que la vieran como un alma en pena con el corazón hecho añicos. Sin embargo, su realidad era otra. Sus manos habían palpado el terciopelo de la felicidad y, desbordadas de voluntad, lo habían rasgado sin más dilación. “Ese vestido no me favorecería tanto”, se recordaba.


Era 31 de diciembre, ocasión que requería un laborioso trabajo de memoria para redactar la típica lista de pros y contras de todo lo sucedido los 364 días anteriores e incluso el presente, por qué no. La tinta recuperaba su función de apuntadora. Ella daría fe de los hechos con crítica y añoranza a partes iguales, puede que con un leve riesgo de parcialidad por la dicha o la tristeza sentidas en el instante. Aun así, no importaba. Sus ojos eran los únicos testigos presentes, y el juicio propio nunca supuso mayor obstáculo para beneficiar a una de las partes. La suya, claro.
Fue entonces cuando regurgitaron las ideas que habían calado hondo, reclamaron la atención de su mente en vista del autoengaño a punto de sufrir, un año más. Se apiñó la verdad en sus sienes luchando por hacerse notar, por trasladarse tras las córneas que habrían de verla aun en la oscuridad que insiste en teñir la mente. Echaron a volar los buenos propósitos, negándose a verse cumplidos en mitad de una sospechosa opacidad que venía cubriendo su actitud desde hacía tiempo. Lloró.


Lloró por las palabras que nunca diría, los ojos que ya no extrañaría, el camino que jamás recorrería de nuevo y el odio y el amor que no podría volver a profesar. Lloró porque moría, su alma lo hacía, y con ella su voluntad. Había querido guarecerse demasiado largo en una guarida inexistente, pues los sentimientos siempre son avistados en un mundo donde las perspectivas son difusas, donde lo particular genera curiosidad y el secreto se paga. Era el resultado de tensar demasiado la cuerda y haber resbalado de ella en un vano intento por desafiar al vacío. Son el vacío, ese aire suspendido, esa vertiginosa caída los que nos reclaman y tentan nuestra presencia a ras del suelo. Las nubes no sostienen, son ilusiones, dicen. ¿Y de qué vive el hombre sino de ensoñaciones? ¿Y qué no son las ensoñaciones, sino ilusión?


Rasgó el papel, impoluto, señal de que no importaba cuanto hubiera hecho, evidencia de que la arena del tiempo todo lo oculta. Llegaba la noche, y lo único de lo que era consciente era de que volvería a casa en Año Nuevo. Por ahora, dónde estaría ese hogar y en qué Año Nuevo sería eran lo de menos. Regresaría.


Por ahora...carpe diem.


Pd. Feliz dos mil x. Que valga para todos los años que quedan por venir. Derroche de buenos deseos, pero nada de propósitos. En ocasiones, es necesario dejarse arrastrar por la corriente.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mudanza, revestimiento, llámalo equis

28 de diciembre de 2011




You lost control and you lost your tongue





Podría mudarme de hogar, de corazón, de ciudad, pero de ideas... Me son tan inherentes que no concibo una existencia sin ellas.
La llama del fuego de distintas casas puede desprender el mismo calor e inundar la estancia con el mismo candor pero, ¿pueden unos principios fortalecer tanto como otros? Las caricias de cada amor llenan de un modo único...pero a desamar también se aprende, concibiendo así el nuevo querer como el verdadero; sin embargo, ¿pueden las reflexiones discurridas en toda una vida verse alteradas sin más y resultar tan incuestionables? No lo creo.


Pienso a menudo en el momento en que la conciencia se activó, como un interruptor pulsado para facilitar el movimiento y, así, la vida. Imagino también un manual de instrucciones ininteligible, pero ilustrado, en el que la única enseñanza válida es “Observa y concluye”. Y así lo hice, así lo hicimos todos. O eso intentamos.

Uno no aprende a volar hasta que le lanzan al vacío y no le queda más remedio, y por “le” hablo de los demás y del propio subconsciente. Ni el magnetismo del centro de la Tierra ni la gravedad del planeta pueden inducir a un ser humano a actuar de un determinado modo si su interior le dicta lo contrario. Creo y espero que la razón gane al corazón, y lo agradezco. El corazón es vulnerable, influenciable, demasiado blando para un entorno tan afilado donde las emociones cortan y los ojos sangran agua, la oscuridad envuelve la transparencia y el bien no siempre vence. Mas la razón...todo lo puede. Es inmortal gracias a su alianza con el sentir y la inquietud, por siempre en contra del engaño. No en todo momento ilumina, es una estrella fugaz, pero, cuando lo hace, cada intención se torna alcanzable y los sueños se antojan cercanos aun ideándose a plena luz del día.


Cuentan que el hombre vendió su lógica al verse descendido del paraíso a una tierra hostil, para así afrontar el peligro de las relaciones humanas con la paradójica seguridad en sí mismo que aporta la ignorancia. Partió con el velo de la inconsciencia tapándole la mirada y el instinto por bandera. Ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, el timbre de la realidad nunca cesó de sonar y reclamar la atención de un motor al que se le exige demasiado y se le entrega demasiado poco. Y sí, hablo del corazón, de esa pequeña bomba que nos autoriza a vivir y amar sin reservas y que nos encadena como venganza por desterrar a la coherencia. Nuestras lágrimas, furia e impotencia son su particular manera de recordarnos a diario que hicimos un pacto con el diablo al vender nuestra alma por el sentimiento, anhela que nos aferremos a la razón para evitar el sufrimiento. Pese a todo, seguimos venerándolo. Huimos de la ciencia, de los principios esclarecidos, de las verdades universales. ¿Por qué? Porque no hay mayor gozo que sentir el amor correspondido, y no tanto la razón otorgada. Porque la curiosidad mató al gato, pero solo en la primera de sus siete vidas. Todo se ve mejor desde las alturas del tejado al que el amor te eleva y, cuando la neblina originada por tal sentimiento desaparece, lo real no parece tan complicado.


Parece que mis ideas no me son tan inherentes como creía. Ahora, creo que el corazón gana a la razón. Lo agradezco. Veremos mañana.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Mecánica

25 de diciembre de 2011


The record stands somehow

Thinking of winter







“De cuando la existencia es, simplemente, el llamar a un timbre y huir sin hacer oír tu voz, sin dejar constancia de que has estado ahí, sin preguntar por aquello que habías estado buscando, sin abrir la puerta que te condujera a reencontrarte con quien te quiso y no ver, así, que habría sucedido más allá”.

La escarcha que cubría los adoquines la hacía caminar con un paso más pausado de lo deseable, pero su mirada no reflejaba vacilación alguna. Sumergió la mano en su bolsillo derecho e intentó asir la llave del portal, oculta bajo el forro del abrigo tras haber caído por un agujero que, hace varios días, se prometió enmendar. Sin embargo, no encajaba en la cerradura, el metal se resistía a desbloquear el mecanismo para acceder a aquel hogar, tan cercano y frío al mismo tiempo.


El ruido sordo resultante al chocar contra un hueco que no aceptaba su forma descerrajó el candado que apresaba los recuerdos de unos inviernos bañados por la compañía y el jolgorio, pero también amordazados por la discusión, incentivada por dosis de alcohol sobrepasadas. Vio un cielo apagado de estrellas, árboles mustios sin adornos navideños, ángeles sin voz ni alas y nieve que quemaba antes siquiera de teñir el paisaje de un blanco puro. Recordó su sonrisa pronto transformada en muecas de aprehensión e ira por no hallar la respuesta esperada en los labios de su amor, los golpes al vacío, las puertas cerradas y aquel dolor helado en mitad del alba. Recuperó, por último, su abrazo, sus ojos adivinadores de sueños reales en el corazón pero, al fin, inmateriales, su amor exagerado por un momento esfumado y su intención, nunca escrita a fuego lento, volada con el paso del tiempo.

El ser humano se aferra a lo efímero, a lo brillante, a lo perceptible por pocos, a la ilusión. Alzaría las estrellas fugaces como insignia de nuestra especie. Se aparecen tan lejanas, tan fácilmente adueñables y portadoras del deseo, único para cada uno e infinito en verdad… La pesada carga que portan se antoja ligera ante los ojos de un mundo que confía su destino en ellas cada vez que bajan la guardia y surcan los cielos en la noche. ¿Por qué no confiar en lo palpable, en lo permanente, en lo asible? Sencillamente, porque no existe.

El tiempo todo lo puede, todo lo cambia, todo lo desenmascara y nuestro subconsciente, compuesto por las finas arenas de ese tiempo, lo conoce a la perfección.
Nuestros impulsos nos guían hacia la eternidad y el camino son los sueños, congelados y moldeados al fuego de nuestro crecimiento. No es que las llaves no encajen, no es que las cerraduras se alteren. Nuestros propósitos crecen con nosotros y no siempre al mismo tiempo, no siempre siguiendo las estaciones, no siempre linealmente. Se anticipan a nuestra conciencia y nos sorprenden al querer abrir una puerta que ya hace tiempo cerramos o que quizá jamás llegamos a traspasar.


Que una llave no abra ahora una puerta no significa que nunca lo hiciera.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Son suspiros contenidos, huyen de la velocidad

16 de junio de 2011


Sono persone, frasi, giorni, mesi e storie

Sono pensieri come quando fuori piove




Por las nubes que se deslizan al compás del tic tac del viento, por la sal que esconde la dulzura del mar, por el brillante color amarillo encaprichado de la mala suerte, por un semáforo intermitente que te hace dudar de si frenar o acelerar la marcha, por la tinta emborronada de la pluma recién estrenada, por lo opaco y engañoso de los sentimientos incipientes, por la valentía inconsciente de la inseguridad, por el agujero del paraguas que te permite sentir la lluvia que empapa supuestamente todo...menos a ti.

jueves, 15 de diciembre de 2011

In memoriam

15 de diciembre de 2011

Oh love, it's hard to hide it
True love, it's hard to find it




Recuerdo surcos, grietas a lo largo de un rostro amable, cartografiado, que mostraba lo vivido y lo sufrido en cada facción, como un mapa de su existencia.

Recuerdo sus dedos, un poco entumecidos, con las yemas desgastadas del trabajo, de las caricias y del frío del cristal de una copa semanal con tres hielos. Ni uno más, ni uno menos.

Recuerdo unas pestañas clareadas, no canas, pero casi, que velaban por preservar el fulgor de su iris, como quien protege la llama de una vela de las corrientes de aire de una casa ya anciana.

Recuerdo lunares, infinitos, herencia del sol y la genética, declarados patrimonios de su unicidad y del resto de su estirpe.

Recuerdo amor en el silencio, en la observación, en el reproche y sus guiños ocultos.

Somos polen. Semillas desplazadas a lo largo de la Tierra con el impulso del viento y de la vida. El cariño nos riega y el sufrimiento nos endereza. Se alimentarán de nosotros y arrebataremos el sustento a otros. Treparemos por paredes ajenas. Serviremos de adorno al florecer, de regalo en declaraciones de amor. Nos antojaremos signo de abandono en un jarrón resquebrajado y honraremos a los que se fueron, pues seremos posados sobre la madera, perfectamente lijada y abrillantada, de sus plataformas a una mejor vida.

Ante todo, somos recuerdo, alusión, la sensación de un telón corrido demasiado pronto, de un helado derretido antes de lo deseado.

Somos dejà vus de nuestros antepasados que deben seguir dando cuerda a la caja de música que ambientará el escenario de un mundo que no deja de girar. The show must go on.