sábado, 28 de abril de 2012

Huella

8 de septiembre de 2011

In the middle there’s a rhythm picking, it's a freaking hard beat
At the bottom there’s a lot of water keeping your soul deep


Memoria. Recuerdo de lo por siempre inherente, de las horas que los lunares sintieron el sol. Recuerdo de un tercio de las lágrimas derramadas y el doble de las sonrisas, de los caminos andados y de las vallas que no llegaron a escalarse, de las rupturas de corazón y no tanto de las ilusiones.

La lista negra que la mente actualiza no es revisable, escapa de nuestro control. Arañamos los cristales del espejo que muestra un inacabado boceto de lo vivido, renegamos de almacenar tan pocos detalles de una existencia feliz. Aun más aborrecemos sentir todavía rozando nuestra piel y desafiando la entereza de nuestros lagrimales unas decepciones hace tiempo enterradas. O así lo creíamos.
Mamparas empañadas difuminan ahora sus antaño firmes convicciones. La inunda el exceso de calor. Demasiada agua. Asfixia. Sus párpados descienden, cubren el escenario de sus pupilas, sus pesadillas danzan sin descanso en ellas. Buscan refrescar su mente al aislarlas del espectáculo. Frunce el ceño en un intento por rescatar sus principios, su fortaleza, pero bien es sabido que el mundo no desaparece cuando cerramos los ojos.

Hacía tiempo ya desde que deshojó la margarita que él le regaló, la que dictaminó su destino, la que la condujo a precipicios sin puentes… Ya no es dueña de la llave que abre el baúl de sus recuerdos, llegan torrencialmente, sumergen su momento presente para encadenarlo al pasado.

sábado, 14 de abril de 2012

"Los perdones son dones que escasean"

14 de abril de 2012


We'll flee the memories like the dark, the in between I want everything



Derramó el vino sobre el mantel, se quemó al asir el frío cristal de su copa en mitad de un banquete en el que nada nutría el alma.

El granate no desentonaba en el ambiente pues reflejaba su sentir, toda ella era una perfecta fachada que renegaba de la realidad, de un amor decrépito, mártir del tiempo y el control, que antaño la elevaba a las nubes y, de pronto, la estrepitó contra el asfalto.

Sus manos se le antojaban agrietadas de unas caricias que desgastaron el querer. Él no alzó la voz, ni siquiera la vista, para reprocharle su error, ya nada le hacía despertar de su indiferente letargo, pensaba ella. Las cenizas de su odio eran imborrables, la luz del pasado resultaba cegadora. Quisiera avistar agua entre sus pestañas, un signo de debilidad y nostalgia que le trajera de regreso y le encadenara de nuevo a sus pupilas. No lo hizo.

Se irguió, arrastró sus pies por la alfombra hasta que se dio cuenta de que ni ese ruido despertaría ya en él movimiento alguno. Salió de la estancia, llovía, mas no sentía frío. Sus guantes la abandonaron sin que ella lo notara y la percusión del cielo la abrazó.

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Aquellos que se lanzaron a volar sin alas se dieron cuenta del tiempo, de cuánto apremia, de cuánto reclama. Recordaron la existencia de un contrato cerrado con sangre, de una promesa en el aire, de lazos invisibles y respiraciones descompasadas. La melodía no siempre requirió armonía, no en este mundo imperfecto, donde la piel impoluta no existe y la felicidad envejece y rejuvenece al mismo tiempo. Volvamos por eso al mañana, donde el pasado nos condujo y nos permitió olvidarle, regresemos donde la inconsciencia nos envuelva y la razón no sea un indispensable en el equipaje.