domingo, 23 de septiembre de 2012

Will

26 de agosto de 2012
 
I found love when there was pain
I felt the sun in pouring rain
I wish all my wrongs I could do right
I wish that you were here tonight



 
Las cometas pelean, revolotean, van enmarañando la cuerda que no les permite atravesar las nubes. Al mismo tiempo, dos personas pasean descalzas por la orilla de la playa, dejando que las olas bañen sus pies, que sus piernas se fortalezcan. Observan el espectáculo aéreo, divertidos por el ímpetu del niño, la concentración que muestra al querer anclar dos cometas al mismo tiempo, mantenerlas en tierra firme. Sus dedos parecían ser demasiado finos y resbaladizos para tal tarea, pero maniobraban ágilmente, trasteaban con los hilos. Consiguieron su objetivo mientras el pelo del niño, revuelto por el viento y la sal, camuflaba su risa.
Las cometas nunca alcanzaron el sol.
Quizá los elementos reclamen lo que es suyo: el fuego, el calor; el agua, la humedad; la tierra, la gravedad; el aire, los sueños. No por ello verán satisfechos sus deseos ni les serán devueltas sus posesiones.  Sus peticiones no siempre serán atendidas. El alma interfiere, la voluntad lucha y la mente, impulsada por las entrañas, se encarga de reunir llamas, granos de arena, lágrimas y deseos.
Así, alma, voluntad y mente adhieren al débil cuerpo de unos seres finitos sensaciones que apenas pueden abarcar en su limitación. Ahí se encuentra el poder de las personas. Esa es la fuerza que impulsa tantas acciones y vence a titanes.
El niño gana. El mundo continúa girando. Los espíritus y su fuerza superan, siempre, su velocidad.
La voluntad todo lo puede.