4 de junio de 2012
Between the drinks and subtle things,
the holes in my apologies
El pasear atrapa, abrocha los
cordones de una memoria cazadora que ansía congelar la vida.
Los adoquines resuenan, repiquetean,
pretenden así responder a tus intenciones para que te adueñes del instante.
Las notas de un saxo tendieron un
puente a una vieja librería. Las páginas que poblaban sus estanterías empolvaban
las yemas de tus dedos, borrando cualquier huella que no fuera tinta. Buscaban
tatuar las palabras que nunca pronunciarías, su hogar siempre serían tus
entrañas.
La neblina del río apelmazaba tu
pelo mientras vivificaba tus pulmones. No sería capaz de contar el oxígeno que
llegaste a encarcelar en ellos, queriendo hacer tuyo un pedazo del barrio
latino. “Nada como el aire para cortejar al alma”, decías.
Ya habías cerrado el libro y
andado las dos orillas, al fin adaptaste tus labios para besar mejor las
palabras. Lograste arrebatarle al agua su reflejo y así quedó grabado en tu
recuerdo. Un mundo al revés, donde un cielo palpable puede ser pisado y la
gravilla no es refugio para lo real.
Las nubes ahora observan con
recelo, envidian a tu pensamiento. Él les ha arrebatado su puesto.
La verdad que no había leido nada tuyo y éste texto me ha encatado y atrapado. Siempre que leo algo que sencillamente,me encanta,no puedo evitar pensar: ´´ójala algún día, yo también sea capaz de plasmar esto con estas palabras y cada vez me doy mas cuenta, que me espera un largo camino por recorrer. Gracias por expresar de esta manera. :)
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