jueves, 27 de octubre de 2011

There's a ghost in the room.

16 de marzo de 2011


Well, you've got nothing to lose except from me and you
And I love that attitude






Las personas tendemos a observar, nos gusta escapar de nuestra realidad y dedicarnos a especular acerca de la de otros. Si algo nos dificulta la visión, no tenemos reparo alguno en manchar las mangas de nuestras chaquetas para hacer desaparecer lo que sea que empañe el cristal, al fin y al cabo, se lavará y limpiará, y todo lo que percibamos en ese instante puede ser clave, puede hacer que nos regocijemos al ver sufrir al otro. Tan cruel es el alma humana.


Mientras me reclino en el asiento, pienso y persigo con mi mirada la de los transeúntes; ellos la evitan, suele ocurrir cuando alguien centra su vista en ti desde un lugar superior. Intimida.

Suspiro, ¿por qué hacemos todo esto, quién nos ha inculcado todos estos prejuicios? Nunca creí demasiado en la humanidad, demasiadas decepciones nos ha dado ya a lo largo de la historia, pero siempre me decanté por las almas, errantes o bulliciosas, me es indiferente. Todas ellas son tan particulares, tan sorprendentes para bien y para mal...


Si quisiéramos podríamos ser almas, ¿lo sabías? Pasar desapercibidas pero hacernos notar en cada breve movimiento, hacer que la gente se pregunte por nuestra naturaleza, encontrarnos envueltas en un halo de misterio que solo tú y yo seríamos capaces de comprender. Tentador, demasiado para ser cierto, eso es justo lo que estás pensando.


Aún así, prefiero ser humana. Al fin y al cabo, las almas no son capaces de besar mientras que nosotros sí, ellas tan solo ocupan un lugar en teoría vacío y abrazan nuestros miembros para guiar nuestros pasos. Los besos, sin embargo, confunden, te llevan por caminos equivocados, son traicioneros o de verdad consiguen que algo quede dentro, en un lugar no necesariamente vacío pero que necesita estar lleno. Ellos traspasan barreras, ¿sabías?, pero las almas finalmente resultan corpóreas, su quimera perdura en el tiempo desde que el mundo tiene memoria y nadie se ha atrevido a rebatir los límites que también tienen.


Quiero tener límites no porque sea mi naturaleza ni porque alguien me los marque, sino para que puedan traspasarlos los besos.Y, ¿por qué no?, verlo todo a través de una mirilla en una ventana de vaho. Las miradas acechan, pero siempre se puede escoger ser cazador o presa.

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